La paternidad que no se termina. El puñado de jugadores azul y oro que festeja una nueva gesta histórica, al grito de "River, decime qué se siente, haber jugado el Nacionaaaal", que siempre canta toda la 12. Carlos Bianchi que se impone por primera vez a Ramón Díaz en el Monumental (y por segunda vez en ese estadio). Como en la semifinal de la Copa Libertadores del 2004, sin hinchas propios, Boca terminó festejando, y sigue vivo en el torneo.
Le costó en los primeros minutos al equipo de Bianchi. Porque River, en el arranque, lo maniató, lo presionó, lo asfixió y lo arrinconó, generando algunas chances claras (gran doble tapada de Orión, a Mercado y Lanzini). A Boca le costaba salir, no era el equipo vistoso de las últimas fechas, más allá de contar con un mediocampo vistoso. Igual Barovero también se lució con una doble tapada (a S. Miño y Gigliotti). Pero enseguida, a los 22 minutos, el nuevo goleador no perdonó: apertura de Riquelme al Burrito Martínez, éste desbordó a Vangioni y puso el centro atrás para el Puma, que anticipó notablemente a Maidana. 1-0 y piña al mentón para el local.
Los de Ramón trataron de reaccionar, y tenían en Teo Gutiérrez al jugador más claro, pero el problema es que justamente el colombiano no estuvo donde más se lo necesitaba: en el área. Lanzini fue deglutido por Erbes y Gago, y Carbonero y Rojas sólo aportaron apatía. El pibe Andrada contagió con sus ganas, pero poco pudo hacer. Tan es así, que el Cata y el Chiqui, expeditivos, casi no pasaron sobresaltos, y sino aparecía el muy seguro Orión, que no estaba en una tarde de errores. Además Méndez y Zárate, con su físico a cuestas, clausuraron sus zonas.
En el ST, Ramón mandó a Ponzio por el averiado Maidana, y Boca casi hace el segundo: el palo se lo negó otra vez al Burrito Martínez, que a esta altura debe pedir que los arcos no tengan palos. El local empujó, pero sin muchas ideas: apenas un tiro de Ponzio en el palo y un cabezazo de Mora en el otro poste, más la seguridad de Orión para descolgar centros y sacar algún que otro remate de afuera. Eso empezó a minar la confianza del Millo. Boca, por su parte, perdió por molestias a Román, Gago, y Gigliotti, y ya no tuvo oportunidades casi de exigir a Barovero. Y el gran Agustín Orión se lució una vez más, casi en el epílogo, mandando al córner un buen cabezazo de Teo. No había tiempo para más.
El Xeneize ganó en el Monumental después de 5 años, sigue a 4 unidades del líder Newell´s, y casi que despidió del torneo a su archirrival. De yapa, acumula cuatro juegos seguidos con el arco en cero y ganó dos seguidos después de casi un año. Boca demostró que quiere pelear el campeonato hasta el final. Que así sea.
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