Gran triunfo del Xeneize en el clásico. En un partido parejo, y con gusto a revancha, los de Falcioni hundieron más al Rojo en los promedios y siguen como únicos líderes del Inicial.
En los primeros cinco minutos el local tuvo dos chances claras, desperdiciadas por Sánchez Miño. Pero Independiente comenzó a ser más profundo enseguida, con Battión ganando el duelo de volantes centrales y con el intratable Malevo Ferreyra. Tras una chance increíble que marró Farías, el Rojo abrió el partido a los 22 minutos: tras una sucesión de más de 10 toques, el Malevo por izquierda hizo un jugadón con caño incluído a Albín y posterior desparramo a Schiavi. Su centro atrás rebotó en la humanidad de Caruzzo y venció a Ustari. 1-0, mientras el Tolo Gallego pedía tranquilidad.
Claro que Boca reaccionó enseguida, a los 27, en el mejor momento visitante. Tras un rebote, Clemente la abrió para Sánchez Miño, el pibe tiró un centro muy bueno y Silva empató con un frentazo bárbaro. Claro que el Rojo siguió siendo más incisivo en este primer tiempo y contó con dos chances muy claras para ponerse otra vez en ventaja: un mano a mano que Ustari, rapidísimo, le sacó muy bien a Leguizamón, y un cabezazo afuera de Rosales tras otro desborde de Ferreyra, que jugó 45 minutos de antología, bailando a Albín y desbordando siempre. Los de Falcioni tuvieron menos posesión del balón, pero aún así, se las ingeniaban para generar chances de peligro. Erviti hizo de enlace, y al menos aportó más esfuerzo que el apático Pochi Chávez. Rivero, más allá de su falta de fútbol lógica por no tener continuidad, mostró sus ganas y hasta llegó a posición de gol un par de veces. Y el chico Sánchez Miño volvía a hacerse notar con su llegada, su muy buena técnica y su cambio de ritmo en el momento justo.
Y al minuto del ST, el pibe sensación del Xeneize encontró la llave para dar vuelta el resultado. Fredes perdió la pelota en mitad de cancha y Miño lo aprovechó: encaró a pura velocidad unos metros, eludió el cruce de Tula, y desde la medialuna, sacó un zurdazo que venció la débil resistencia de Hilario Navarro. 2-1 recién salidos del vestuario, y tranquilidad.
Después de eso, los de Falcioni cerraron filas y los de Gallego no tuvieron muchas ideas para generarle problemas a Ustari, quién respondió muy bien las veces que le tocó intervenir. Boca pudo haberlo liquidado con un par de chances más, pero achicaron los espacios y manejaron el trámite con total tranquilidad. Casi no hubo sobresaltos.
Y así el Xeneize se tomó revancha de Independiente por la eliminación en la Sudamericana, lo cargó con el fantasma del descenso en las tribunas, y hundió más al Rojo en la tabla de los promedios. Boca no juega del todo bien, pero tiene individuales muy potentes que lo mantienen puntero. Y así sigue.
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