Durísimo golpe para el club. Perdió 2-0 con el Timao la final de la Copa Libertadores, en medio de un clima enrarecido en torno a Riquelme, Falcioni y el presidente Angelici.
El partido, que no merece mayor análisis, se planteó así. Boca los primeros 15 minutos arrancó bien, presionando en campo contrario, pero sin profundidad. El Corinthians fue un equipo ordenado (aunque algo mezquino, ya que no soltaba a sus volantes), y sólo preocupaba con el habilidoso Emerson. De hecho, después de una jugada del pelado, llegó el accidental choque de Somoza con Orión, y la preocupante lesión del arquero, que salió reemplazado por Sebastián Sosa con los ojos llenos de lágrimas.
En el ST, Boca ya había perdido la pelota hacía rato, y llegó el primero del Timao, a través de Emerson. El Xeneize cada minuto jugaba peor, y no generaba opciones de gol, salvo un cabezazo débil de Caruzzo que atrapó Cassio. El segundo de los brasileños llegó a los 28 minutos: Schiavi le regaló la pelota a Emerson y el delantero, figura, no perdonó. Con el 2-0 se terminó todo.
Boca no pudo conseguir el principal objetivo del semestre, y en medio de un clima enrarecido, Juan Román Riquelme anunció su alejamiento del club. El peor final después de un semestre que había sido positivo.
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