Se necesitaba un triunfo como las plantas necesitan del agua. Tras dos duras derrotas, lo necesitaba Bianchi y todo el convulsionado Mundo Boca, en una semana más que turbulenta. En un encuentro donde lo que sobró fue actitud y deseo de ganar, y en una Bombonera repleta que ovacionó más que nunca al Virrey, Boca volvió a la victoria y bajó al líder con puntaje ideal.
En el primer tiempo, Boca monopolizó la tenencia del balón, pero al principio le costó llegar al área de Rulli. Para colmo, al atrevimiento de Luciano Acosta (otra vez la rompió), no lo acompañaba un Martínez cada vez más apagado. Gago al comienzo alternó buenas con malas, aunque Marín e Insúa cada tanto escalaban con mucho criterio. Hasta que empezó a aparecer la figura de Rulli cuando le sacó un bombazo bárbaro a Acosta, y de ese córner llegó la apertura, a los 42 minutos: centro de Gago al primer palo y lindo cabezazo cruzado del Puma Gigliotti. Justo el 1-0, porque Estudiantes, que llegaba con puntaje ideal, ni pateó al arco y no le hizo ni cosquillas a Orión.
En el comienzo del ST, Boca salió con todo a liquidarlo, pero lo impidió la soberbia actuación a Rulli, quien le tapó un mano a mano a Insúa y una emboquillada a Gago en la misma jugada. Poco a poco, el local atacó menos y el Pincha se atrevió a agredir con la entrada de Patito Rodríguez, que fue el único que lastimó en serio y casi hace un gol de chilena. Nada más hizo el conjunto de Pellegrino. Bianchi puso a Riquelme, para que retorne tras la lesión y aguante la pelota, y casi convierte el segundo tras una pared con el regresado Rivero. Y también debutó Perotti, que no tuvo chances de desequilibrar.
Boca ganó bien ante un muy pobre Estudiantes. Los jugadores, al menos ayer, bancaron a Bianchi adentro del campo, como corresponde y lograron tres puntos vitales. Pero está por verse si se ponen las pilas en serio, o se muestran desganados como en otras oportunidades. Lo que es seguro es que el Virrey no va a perdonarles actuaciones como contra Belgrano y Rafaela. Boca no puede darse el lujo de seguir regalando prestigio. Esperemos que todos lo entiendan (y no sólo por un partido).
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