¿Què puedo decir que ya no se haya dicho? Que me siento estafado. Frustrado. Avergonzado y caliente por todo lo que pasó. Por culpa de un imbécil quedamos afuera de la Copa Libertadores, y encima a manos de River.
La verdad, disculpas a todo el plantel de River que sufrió tan salvaje agresión, sin precedentes en el fútbol argentino y a nivel continental. Porque a Ponzio lo pudieron haber dejado ciego, y a otros jugadores les provocaron quemaduras de primer grado. La verdad, no tengo más ganas de explayarme sobre este tema, solamente decir que la actitud de Arruabarrena y su plantel (a excepción de Daniel Osvaldo) me pareció de cuarta. Y el presidente Angelici todavía quería que se juegue de vuelta.
Quedamos afuera de la peor manera, y lo peor es que no hubo una sanción ejemplificadora. De este bochorno no se vuelve. Es casi igual que haber descendido.
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