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sábado, 8 de febrero de 2020
Boca 2- Atlético Tucumán 0
Con entrega. Con actitud. Con presión alta made in Russo. Con aciertos y errores. Con la certeza de que había que ganar sí o sí para alcanzar a River por lo menos hasta mañana. Con el aliento impresionante de la gente durante los 90 minutos, después del manto de incertidumbre que sembraron o quisieron sembrar por los incidentes en la pileta. El equipo de Miguel obtuvo lo que fue a buscar y mira a todos desde arriba, al menos hasta mañana junto al equipo de Gallardo. En el primer tiempo fue impresionante la presión alta que ejerció Boca, con Campuzano como abanderado. Notable lo del colombiano, haciendo perfectamente los relevos, ofreciendo salida limpia y prolija y como si fuera poco, con una notable capacidad para ubicarse en el momento justo y extirpar pelotas como un pulpo. Sacrificadísimo Soldano, corriendo hasta a los vendedores de gaseosas de las plateas, fajándose con los centrales, bajando pelotazos. De hecho a los 21 minutos bajó un pelotazo, trabó la pelota y le quedó a Salvio que se fue solo contra Lucchetti. El Toto definió mal, pero originó el rebote en el Laucha y Franco, que con olfato venía siguiendo la jugada, la empujó al gol. Y a gritarlo con el alma. A Villa no le dejaron lugar para volar con sus arranques estilo M´bappé, pero así y todo jamás dejó de intentar. Los problemas fueron la pelota parada en contra (nos cabecearon bastante) y acompañar más a Campu en el medio. Pero se veía una imagen fresca, más allá de que algunos jugadores no estuvieron en su mejor forma. En el complemento Boca salió a comérselo crudo e intentó liquidarlo pero el Laucha le ahogó otro grito a Soldano. Después, por momentos bajó el ritmo y les cedió la pelota a los tucumanos, que de todas formas no tuvieron ideas para vulnerar a la defensa. Buffarini cerró su andarivel e Izquierdoz mejoró bastante en relación al primer tiempo. Licha implacable, Campu siguió siendo la salida y adelante Franco siguió siendo el faro hasta que se cansó. También salió un improductivo Tevez y salió Villa, terminando con una dupla creativa Bebelo- Pol y arriba Wanchope. De hecho, en la última, el gordo la abrió para el Ex Talleres y éste se la devolvió mano a mano con el Laucha para que le cometan un penal que Vigliano cobró y que él mismo cambió por gol. Triunfo, tranquilidad y punta, hasta mañana al menos. Era clave ganar hoy de local, para seguir prendidos arriba. Rescato la actitud y la presión alta de un equipo que a diferencia de lo que pasaba con Alfaro, ahora es mucho más protagonista, sin dejar de pelarse el traste. Hay cosas para pulir, variantes a probar (con la vuelta de Capaldo, ponerlo con Campu por ejemplo), pero lo más importante es que los tres puntos se quedaron en casa. Nosotros tenemos que ganar lo que resta, después veremos si nos alcanza. Ojalá que sí. ¡Vamos Boca carajo!
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