No todo estaba perdido tras la dura derrota en Brasil. Pero no se podía fallar. Y Boca no solamente no falló ganando este partido clave, sino que como dice la canción de Mercedes Sosa, ofreció su corazón en La Paz. Un corazón gigante para pelear cada pelota y entender lo que se jugaba. Y ahora, con el empate de Cali y Corinthians queda segundo, a un punto de los brasucas. Battaglia respira, respiramos todos. Que sea el despegue.
Boca desempolvó su jerarquía ante un rival semi amateur. Tomó la iniciativa desde el primer momento, asumió el rol de protagonista e intentó generar juego. Hubo varios movimientos interesantes, lo malo es que el campo estaba en pésimas condiciones y se hacía imposible jugar por abajo. De todas formas se destacó la movilidad de Pol, el panorama de Romero y los piques de Salvio por la izquierda. En una de esas combinaciones, llegó el penal que no fue al Toto, que convirtió con un sablazo al medio. Antes se había perdido uno increíble. Pudo haber llegado uno más, sin dudas.
En el ST, el equipo de Battaglia sufrió al comienzo (un frentazo cruzado de Riquelme casi en las narices de Rossi se fue al ladito del palo) y sintió por momentos el desgaste del primer tiempo, pero Seba oxigenó con los cambios (Medina aportó frescura y dinámica por un errático Ramírez), aunque no contó con tantas chances para liquidar el pleito. Orsini tuvo la más clara. Zeballos entró por el Toto, quizás algo tarde. Sólo quedó tiempo para las descalificadoras patadas de Cortés a Fabra y Campuzano y su consecuente expulsión.
Ganó Boca y espera la definiciones con otro semblante. Antes de definir su destino en Libertadores deberá avanzar en Copa de la liga, previo cruce para cumplir contra Tigre. Pero lo importante es que se lograron dos triunfo al hilo, dependemos de nosotros y tal vez Battaglia haya encontrado una idea que se va viendo en cuentagotas. Cerramos con dos partidos en casa. Ojalá sigamos así.. Vamos carajo...
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| Infobae |
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