miércoles, 31 de octubre de 2018

Palmeiras 2 (2)- Boca 2 (4)

Se dio, amigos...se dio. Tras un partido de altísimo voltaje, muy sufrido por momentos, pero jugado de manera inteligente, este Boca enorme vuelve a hacerse gigante en Brasil. A festejar en la cara de un Palmeiras que le dio vida en el último partido de la primera ronda, cuando necesitábamos un triunfo de los brasileños sobre el Junior de Barranquilla. Este Boca que fue mutando con el correr de la Libertadores hasta convertirse en un equipo más sólido, con un mediocampo que te come los pies y que no da pelota por perdida. Y encima, jugará una final histórica del torneo continental: su contendiente será nada menos que el archirrival de toda la vida, el River de Gallardo que logró la épica en Porto Alegre, eliminando al campeón reinante. Sí, señores, vamos a tener un Superclásico, con definición en el Monumental. Para alquilar balcones y para hacerse urgente un electrocardiograma. O quizás un by pass. Sí, para sufrir, para implorar ante cada ataque del rival, para quedar en la eternidad sacando pecho o siendo carne de las más crueles cargadas... ¡Vamos Boca carajo!

El partido arrancó con todo, de ida y vuelta permanente. Tan es así que a los 10 minutos Bruno Henrique convierte un gol que enseguida fue correctamente anulado por el VAR tras offside previo de Deyverson. Y a los 17 minutos el equipo hoy del Melli Gustavo (Guillermo estaba suspendido al igual que Gallardo y no sintió la necesidad de incumplir las reglas de la Conmebol) abrió el marcador: el caudillo oriental Nahitán recuperó en la mitad, Jara se la dio rápido a Villa por la derecha y el cafetero desbordó y mandó un centro de la muerte para que Wanchope se llene la boca de gol. Un justo premio a un delantero enorme para fajarse y generar faltas con su porte de ropero, oportunista y certero para convertir en la única clara. El local acusó el impacto, y si bien mantuvo la vehemencia y el ímpetú, se trabó y le costó generar llegadas claras. Fue un gran primer tiempo xeneize, no pudiendo concretar una contra. El medio se volvió a comer la cancha con el cada vez más firme trinomio Pérez-Nández-Barrios y en el fondo, la solvencia del Cali (qué defensor de puta madre, la figura de la serie además de Benedetto) y la firmeza de Rossi cuando le tocó intervenir.

En el segundo tiempo arrancó el vendaval verde de Palmeiras sobre el arco de Agustín, que primero tapó una gran pelota con los pies, pero no pudo evitar el empate de Luan tras un derechazo que le pasó de caño. Y apenas pasado el primer cuarto de hora Izquierdoz no pudo evitar derribar a Dudú adentro del área. Roldán cobró penal y Gustavo Gómez, el mismo que no quiso jugar en Boca debido al tope del dólar, puso arriba al team de Felipao. Enseguida, el paraguayo hizo temblar el travesaño de Rossi con un cabezazo. Fue por lejos, el peor momento de Boca. Estaba shockeado, sin poder reaccionar, con Palmeiras arrinconándolo como a un boxeador contra las cuerdas.

Gustavo se dio cuenta que necesitaba un cambio y metió a Benedetto por Wancho, para complicar. Y a los dos minutos, tras otra colosal guapeada de Nández (tenés dos sandías en las bolas, crack) y un toque de Pablo Pérez, el Pipa que los hace, como diría Gabriel Anello, se volvió a acomodar desde afuera del área y con un derechazo cruzado y rasante la puso al lado del palo derecho de Weverton, inatajable, imposible para el arquero que va a tener pesadillas con él del tamaño de Freddy Krueger. Otro golazo de su sello. Un cross de derecha del boxeador acorralado que le hizo besar la lona al equpo brasileño. Gracias Pipa, gracias eternas por hacerme romper la garganta cuando estaba sufriendo como madre primeriza. Tus goles volvieron cuando más lo necesitábamos y fuiste muy importante en esta serie, así como en el bicampeonato local. Gracias de corazón...ojalá te hayas guardado un grito para la finalísima. Dios quiera...

Palmeiras sintió el golpe definitivamente, quedando condenado a hacer tres goles más en veinte minutos y entraron Zárate (metió un tiro libre en el travesaño) y Gago para enfriar el partido. No quedó tiempo para más, sólo para el goce, para disfrutar la clasificación a la final. Para que exploten de felicidad y de ansiedad por el pasaje a la final de la hermosa Copa Libertadores de América. Muchos quizás se preguntarán ¿por qué decís hermosa? Porque para mí es el trofeo deportivo más lindo del mundo, además de ser el torneo más lindo del continente y del mundo para mí y para muchos. Es como la mujer más deseada...

El final es para ustedes muchachos. Tanto jugadores y cuerpo técnico. No tengo dudas de que son muy conscientes de lo que se van a jugar en unos días. Tienen una gran oportunidad de quedar en la historia del club con esta final histórica. Estamos ante la gran oportunidad de alcanzar a Independiente con una 7ma Copa Libertadores de América, nada menos que en el Monumental y ante el rival de toda la vida. Un Superclásico en la final continental, el más importante de la historia. Es la gran oportunidad de sepultar las patadas del sucio mala leche de Vangioni, del karateca de Funes Mori, el penal atajado de Barovero a Gigliotti, el golazo de Pisculichi y la bochornosa noche del gas pimienta que tiró un enfermo mental. Es la gran oportunidad también de borrar la derrota de la final de la Supercopa argentina en Mendoza. Les pedimos que dejen todo como lo vienen haciendo hasta ahora. Guille, confío plenamente en que esta vez vas a plantear el partido de manera inteligente, y sé que vos te merecés ganar la Copa, para cerrarles la boca a todos los giles desmemoriados (o pibitos de quince años que no tienen idea de quien fuiste como jugador e ídolo) que te putean por cualquier cosa. Tienen una chance hermosa, nosotros estaremos haciendo el aguante, con el corazón en la mano y la garganta caliente de tanto alentar. No me importa que River sea favorito por los últimos antecedentes, tal vez eso sea lo mejor, a propósito gallinitas: recién aparecieron anoche, porque en toda la semana pasada no los vi. Qué distintos somos... No será fácil, tendremos enfrente a un gran equipo. Pero estoy seguro que dejando todo en la cancha (y si no pasa nada raro) podemos lograr un triunfo memorable, de eso no tengo dudas. ¡Vamos Boca carajo! En ustedes confiamos...

P.D: Debido a la emoción de anoche, recién ahora me doy cuenta que puse mal el resultado global. Acabo de corregirlo. Mil disculpas, me desbordó completamente la euforia...

Depor.com







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