Se necesitaba como el agua un triunfo así. En días en los que precisamente los triunfos no son lo que abundan en este Boca de Carlos Bianchi, el Xeneize jugó el mejor partido de esta etapa del Virrey y se quedó con el primer chico ante el Campeón del Mundo.
En una Bombonera a reventar, el local fue protagonista desde el primer minuto. Le sacó la pelota a los brasileños, lo asfixió, lo presionó (típico de los equipos de Bianchi de antaño) y de a poco provocaba buenas aproximaciones al arco de Cassio Erbes, Somoza y Erviti fueron claves para esto, se complementaron muy bien y ganaron el mediocampo. El Corinthians fue una copia trucha de sus logros recientes. Nunca presionó, no intentó jugar, estuvo increíblemente errático en los pases, y encima sus jugadores se dedicaron a pelearse con los de Boca (el caso de Emerson, jugador mañero que de haber tenido el partido un juez más riguroso, no completaba los 90 minutos).
Los brasileños vinieron a buscar el empate, mientras que los de Bianchi mostraron en todo momento un deseo inmenso de ganar el partido. El primer tiempo podría haber conseguido la ventaja, pero no contó con muchas situaciones, ni mucho punch en ataque.
En el ST, Boca se adueñó definitivamente del ritmo y control del juego, más allá de la ausencia de Riquelme. Siguió presionando a full y tratando de generar opciones de cara al arco rival. Hasta que a los 14 llegó la apertura: tras una jugada entre Clemente y Sánchez Miño, Erbes pateó al arco, pero le salió un centro al medio que Blandi capturó, corrigiendo el destino de la pelota y mandándola a la red de Cassio.
Tras eso, hubo un par de zozobras. Primero Orión, que sigue en un gran momento, se lució al taparle un tiro muy venenoso a Romarinho, y luego Paolo Guerrero hizo temblar uno de los postes del arco de Casa Amarilla. Pero fueron las únicas llegadas de peligro del conjunto visitante, y ni siquiera el ingreso de Alexandre Pato logró inquietar a una defensa que justamente, se caracteriza por no ser la mejor, y donde justamente tres de sus cuatro integrantes de anoche fueron partícipes del papelón en San Juan.
Hubo tiempo para un par de ocasiones más, y para el gol anulado a Ledesma, que ni se percató de aquéllo, lo amonestaron por sacarse la camiseta, y, pasado de rosca, le fue en plancha a Ralf y recibió la roja. Bianchi, que ya había hecho entrar a Bravo, mandó a Magallán a aguantar los minutos finales.
Se ganó en los primeros 90 minutos, y se logra una inyección anímica muy importante de cara al Superclásico del domingo. Al menos ayer, Boca fue un equipo que se asemejó mucho más a los históricos equipos de Bianchi, que a lo que se venía viendo. Pero la diferencia es exigua y en Brasil será otra la historia. Al menos anoche, los hinchas se fueron con la sensación de que con esta actitud y esta garra, se puede pasar de ronda. Ahora el deber es mantenerlo. Y el domingo, contra River, es ideal para repetirlo.
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