Otra desilusión. El conjunto de Bianchi dejó pasar la chance de obtener su tercera victoria consecutiva y sólo pudo empatar con un pobre Argentinos.
Ninguno de los dos jugó bien en el primer tiempo. Mucho menos el cuadro de Borghi, que en los primeros minutos tuvo a un Pisculichi en condiciones físicas no ideales, y no lograba hacerse del balón. Boca manejaba el partido, pero casi no generó situaciones claras ante Nereo Fernández. El arquero le tapó un cabezazo bárbaro a Gigliotti, pero enseguida falló en el gol local: quedó a mitad de camino ante un centro de Zárate, Acosta la bajó al área chica y el Puma abrió el marcador.
En el ST, Boca ya no inquietó tanto, y encima Bianchi sacó a Acosta. El único revulsivo capaz de inquietar a la defensa visitante. La verdad, no entiendo este cambio. Sacar al pibe para dejar a un Riquelme en pésimas condiciones físicas, es algo que exaspera hasta al hincha más pacífico. No se entiende. El equipo de Borghi no generó casi nada, pero la falta de recursos de Boca para liquidar el partido y de ideas, lo dejaba vivo, al borde del empate. Y fue así que, faltando cinco minutos, Pisculichi sacó un zurdazo de otra galaxia y la colgó en el ángulo derecho de Orión. Y ya casi no hubo tiempo.
Boca decepcionó otra vez. Y perdió la gran posibilidad de ponerse a dos unidades de los líderes Colón y Estudiantes. Aunque en este campeonato tan parejo y apretado, no da la sensación de haberse quedado fuera de la pelea. Pero por juego, tampoco muestra credenciales como debería hacerlo un candidato al título.
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