Como ustedes saben, el día previo a un partido yo suelo dar la posible formación del equipo. Pero como hay tanto hermetismo y misterio en cuanto a los once que dispondrá Miguel mañana (no sabemos si con línea de 3 o de 4, con Cardona o con Maroni, etc) y no quiero comprar pescado podrido, me propuse hacer una arenga como acostumbro hacer en estas previas a los clásicos, sin dejar de hacer foco en algo que me preocupa: el pesimismo de cierta gente.
A ver...yo miro fútbol desde el año 94, cuando me enganché por el Mundial de Estados Unidos. Antes no le daba bola. Y en todos esos años, hasta la llegada de Bianchi, vi a Boca ganar clásicos con grandes nombres, algunos con menos nombres, pero siempre contra un River que no sólo tenía nombres y tenía equipo, sino que todos los años daba vueltas olímpicas, mientras nosotros sólo la dábamos "en la calesita del Parque Lezama", como dice la famosa canción. Ellos podían llegar con Francescoli, Salas, Ortega y Gallardo, siendo campeones de América y punteros del campeonato, y nosotros con un técnico en la cuerda floja, en mitad de tabla y viniendo de perder partidos contra equipos como Ferro, Español o Platense. Pero siempre ganábamos nosotros, como el día del nucazo de Hugo Romeo Guerra que en paz descanse, o con un gol hasta del camerunés Tchami. Entonces, yo crecí viendo a esos equipos que nunca ganaban un campeonato, pero al poderío de River le tiraban la camiseta y le ganaban sin importar los nombres. Por lo tanto me resulta inaceptable, repugnante y asqueroso, que por una racha internacional de ellos en los últimos años en donde nos limpiaron mayoritariamente con ayuda haya hinchas que se dicen de Boca, de alentar en las buenas y malas, pero que ante la posibilidad de que no juegue uno de nuestros mejores hombres digan "ni miremos el partido porque vamos a perder". Me da impotencia y asco. Porque no entienden absolutamente nada de lo que se trata ser hincha de Boca. Y no vivieron todo lo que vivimos los de mi generación, ni los que son más grandes, que se bancaron ver al club en bancarrota cuando lo salvó Antonio Alegre, muchos no deben saber quién fue y dudo mucho que algunos sepan quién fue Alberto J. Armando. No sé si lo más grave es esto o que los padres de esos chicos, los tíos, o los abuelos, o quien carajo sea que los haya hecho hinchas de Boca no los eduquen, ni les enseñen lo que es la riquísima historia de nuestro glorioso club, como me enseñó mi viejo. Y lamentablemente como bien dijo Pedro Troglio (un hombre que nació en River, paradójicamente), las redes sociales son un criadero de boludos. Gracias a Dios la calle no refleja lo que pasa en las redes. Porque muchos de estos pibitos con el cerebro arruinado por el angelicismo no deben conocer ni Caminito, no solamente la Bombonera. Nos hicieron mierda y a ellos particularmente también Gallardo, aunque me cueste un huevo y medio decirlo. A mí no me hizo mierda Gallardo, a mí me hizo mierda el quemero nefasto con las derrotas más vergonzosas de la historia del club y este lavado de cerebro a la nueva generación de hinchas. Después si perdemos un partido, puteamos todos y criticamos ácidamente. Pero jamás dejaré de creer y confiar en mis jugadores, por más que algunos no estén a la altura de las circunstancias. Jamás le tendré miedo a River o a Gallardo. El que no crea, que mire una película en Telefé.
El párrafo final es para ustedes, jugadores y cuerpo técnico. Confiamos a muerte en ustedes. Sepan que tienen a la hinchada más grande del mundo apoyándolos desde donde sea, que nosotros no tiramos maíz, ni prendemos fuego la cancha, pero necesitamos una alegría. Quiero que dejen todo en cada dividida, que corran, que metan, que jueguen. Pero también que jueguen con concentración, si cometemos errores estamos al horno. Confiamos a muerte. NO NOS FALLEN...VAMOS BOCA CARAJO!!!!!!
P. D: Esta foto la pongo porque refleja a la perfección lo que sentimos siempre nosotros cuando vamos a jugar un clásico.
La Prensa |
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