Boca es enorme, capítulo un millón. Porque estando obligado a ganar para depender de sí mismo en la última fecha, tras el tropiezo en Rosario, dejó la piel, impuso su jerarquía, y si bien tuvo su cuota de sufrimiento, logró ganarle al Lobo para mantener el puntito de ventaja sobre Racing. A pesar de que se lo empataron faltando poco menos de media hora y acumuló dos nuevos lesionados muy importantes, apareció otra vez el pibe Langoni. Tuki.
Fue un partido duro. Encima el equipo del Negro debió sortear la temprana lesión de Benedetto (se desgarró y no jugará la definición). Gimnasia inquietaba con la movilidad de Eric Ramírez (Alemán jugó lesionado y así y todo casi convierte), pero Boca tuvo rendimientos individuales muy altos, con Figal y Oscar Romero a la cabeza. El Zorro pidió jugar pese a su rodilla y dio una Masterclass de cómo jugar estos partidos, yendo firme arriba y con una prestancia espectacular para salir jugando. Mientras que el paraguayo se hizo cargo del juego, la pidió siempre y aportó claridad y sacrificio en dosis iguales. En el primer gol, le puso un bochazo largo a Fabra, Frank la mató con el pecho y casi sin ángulo, cruzó el zurdazo al segundo palo. Un verdadero golazo. Hace muchísimo tiempo que empezó a tener regularidad y ha mejorado notablemente en la marca. Nos ha cerrado la boca a muchos. Espero que no tenga nada y pueda jugar el domingo. Firme Zambrano, mejoró Pol y Langoni y el Toro Morales no se cansaron de correr y presionar. Atento y seguro Rossi también.
En el ST el empate de Leo Morales en una pelota parada fue un baldazo de agua helada en la calurosa tarde platense. Para colmo salió lesionado Fabra e ingresó Sández. Pero también entró Villa. Y Gimnasia, en vez de bajar el ritmo y jugar con la desesperación nuestra, lo agilizó. Pipo se engolosinó y quiso ganarlo, olvidándose que con espacios Villa es letal. Boca en ese momento fue al golpe por golpe, sabía que no le servía el empate. Figal rechazó, peinó Langoni, condujo el Toro Morales y abrió al colombiano, que enganchó y metió el derechazo en el palo. El rebote lo tomó Pol, Rey dio otro rebote al medio y ahi estaba Luquita, el pibe de los goles importantes. El pibe goleador del equipo en el torneo. El pibe al que seguramente Scaloni ya le echó el ojo de cara al futuro. Langoni partido a partido demuestra que no le pesan estas contiendas y ya no es casualidad que en menos de un semestre ya haya hecho siete goles (uno por Copa Argentina). Gol, delirio, fiesta y otra vez a la punta. Boca inteligentemente bajó el ritmo, creció Varela, Medina entró bien como siempre últimamente, Figal siguió comiéndose a cuanta casaca blanca se cruzara. Pero siempre hay una salvada de Rossi: esta vez le tapó el mano a mano a Soldano, que de todas formas no valía por mano previa del ex Boca.
En fin, se ganó un partido durísimo. Y ahora vendrá el morbo. El domingo en la Bombonera ante Independiente, de ganaar salimos campeones. Del otro lado, Racing en el Cilindro ante un River alicaído, que sufre por la salida de Gallardo y seguramente no hará nada de fuerza. No sé qué harán los del Rojo. Pero hagan lo que quieran, yendo al frente Boca también le puede ganar. Pase lo que pase, estoy orgulloso de este plantel. Nos sobrepusimos a quilombos internos, tempestades, lesiones hasta el día de hoy y sin embargo llegamos punteros a la última fecha, estamos en semis de Copa Argentina y sin gastar un mango. Otros se gastaron todo al pedo y encima les ganamos los dos clásicos del año. Que sea lo que tenga que ser. No tengo dudas que van a dejar todo para sumar la estrella 73 en el escudo. Vamos Bocaaaaa, se viene Boooooocaaaaaa, se viene Booooooca...ojalá sea Boca campeón, por mi viejo que justo el domingo cumple años...
DEPOR |
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