Y un día, Boca volvió al triunfo. En un clásico, con todo lo que eso implica, el renovado conjunto de Falcioni, con varias caras nuevas, mostró su mejor imagen en el Inicial y no se baja de la pelea.
El partido comenzó plagado de emociones, porque a los 4 minutos el local abrió el marcador: Silva pivoteó hacia atrás, y Leandro Paredes sacó un derechazo medido, que entró justito entre la mano derecha de Migliore y el poste, casi a rastrón: 1-0. Enseguida empató el equipo de Pizzi, con un desborde de Stracqualursi por la derecha y una volea hermosa de Mirabaje que le agujereó la red a Orión. En 8 minutos ya había dos goles, habían arrancado con todo.
Boca jugó el clásico con mucha decisión, empezando a ganar de a poco las pelotas divididas (Erviti fue el que más se destacó en este aspecto), e intentaba con los desbordes del siempre peligroso Acosta (cuando aprenda a serenarse más, va a ser muy importante) y la potencia de Silva, goleador nada egoísta, ya que jugaba más para el 7 que viceversa. Sólo desentonaba la imprecisión y la apatía de Clemente Rodríguez, a quien desbordaron cuando quisieron. En San Lorenzo jugaban a los pelotazos para ver si Jara y Traca hacían algo. Nada del buen fútbol que por momentos habían mostrado ante Quilmes. A los 35, los de Falcioni lograron el segundo, de la mano de los Carasucias de la Ribera: gran jugada entre Pol Fernández (de gran partido por la derecha), Erbes (se comió el medio), y Paredes, y el chiquilín de 18 años, primera guitarra del piberío xeneize, eliminó a Prósperi con una gambeta y sacó otro latigazo desde la medialuna, furibundo, esta vez al palo izquierdo de un Migliore que nada pudo hacer. Al término del primer tiempo, el juvenil a quien Borghi hizo debutar en Primera a los 16 años, escuchó la maravillosa música de la Bombonera, que coreó con muchas ganas por primera vez su apellido. El "Pareeeeeedes, Pareeeeeedes", fue la gran nota de la tarde para el chico que convirtió sus primeros dos goles en su carrera.
El ST comenzó con un blooper de Orión que casi termina en gol de Jara. No obstante, no le generaron más peligro. En el inicio ya había entrado Colazo por un muy flojo Clemente (recibió algunos silbidos), y los locales empezaron a ganar cada vez más las divididas y a mostrar una actitud que reclamaban los hinchas, y algunas dosis de buen juego. Paredes fue reemplazado (¿lo habrán guardado para la final del miércoles?), y enseguida a los 21 minutos, llegó el tercero: tiro libre de Silva, Migliore (inseguro) dio rebote hacia adelante y el eterno Rolando Schiavi, el más veterano, que podría ser el padre de Paredes, le hundió el arco al ex arquero xeneize: 3-1 y partido liquidado.
Luego fueron reemplazados Pol Fernández y Erviti, ambos ovacionados, y los tibios intentos del equipo de Pizzi no alcanzaron ni para descontar, pese a haber tenido mayor posesión del balón. En Boca vale destacar también la movilidad y rapidez de Acosta, que corrió hasta casi ahogarse y Silva, que pese a que no mojó, peleó cada pelota con ganas.
El equipo de Falcioni volvió al triunfo en el Inicial tras 5 partidos y todavía sueña con lograr una arremetida que le permita coronarse. Es cierto que no tiene margen de error, pero aún tiene que jugar con Newell´s y Vélez. El equipo con los cambios mostró otra cara, y ahora viajará a Catamarca para enfrentar el miércoles a Arsenal, por la Supercopa Argentina. Señores, Boca parece haberse despertado. Y eso, en un torneo tan irregular, no es poca cosa.
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