Bianchi apostó al mismo esquema y 9 de los 11 apellidos que habían brillado ante los de Gareca. Y dio resultado: ante la ausencia de Riquelme, la vuelta de Gago fue fundamental. Otra vez condujo al equipo, y no dio muestras de cansancio tras jugar en Paraguay con la Selección. Fue el titiritero, y el botín por donde pasaron todas las jugadas. El primer gol fue a los 17 minutos: Sánchez Miño la llevó, la abrió para el Burrito Martínez, quien desbordó y le puso el centro justo al galleguito, quien cabeceó al palo derecho de Saja como quien da un vaso de agua. Sutil, sencillo. Atrás Ribaír Rodríguez mostraba la fiereza de siempre (parece que definitivamente se ganó el puesto de central, y por el medio, la pelota circulaba con fluidez y precisión.
El local se floreó ante la fantasmal actuación de los de Ischia. Creó varias situaciones de gol que no terminaron en eso por imprecisión y por Saja. En el ST, a los 22 minutos llegó el segundo: tiro libre pasado de Gago, Méndez (de gran partido) hizo un chiche genial: en una baldosa, la amasó con derecha, la levantó con zurda, y con la diestra mandó el centro: la peinó Ribaír y Gigliotti, con otro cabezazo, la mandó a guardar. Lo de Racing fue muy pobre. Cuesta creer que en un plantel con tantos buenos jugadores el equipo carezca de juego, que fue lo que ayer le sobró a Boca. Siigue último, es el más goleado del certamen, y sigue en una profunda crisis futbolística.
Para Boca lo que es de Boca. Que con la vuelta del 5 volvió a lucir y a dar otra clase de fútbol (además de terminar con la valla invicta por primera vez en el torneo). La única mancha fue la lesión del Cata Díaz, que habrá que ver cuanto tiempo tendrá de recuperación. Resta preguntarse qué papel le toca a Riquelme cuando esté recuperado, pero lo cierto es que tendrá que ganar varios partidos seguidos para poder pelear el título hasta el final. Y que el Boca que quiere la gente se vio el domingo en la Bombonera, y no el anterior en Bahía Blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario