Con la vuelta de Gago y un equipo más suplente que titular, Boca pegó primero a los 15 minutos, tras sufrir un par de sofocones: en un córner, Nández anticipó en el primer palo con un cabezazo cruzado y por el segundo la empujó Magallán. Rossi se lució con un par de atajadas, justo en el momento en que tanto se habla de un arquero por la lesión de Andrada. Y antes de que termine el primer tiempo, le hicieron penal a Villa y Zárate lo cambió por gol. 2-0 y al descanso.
En el segundo tiempo se repartieron la posesión de la pelota y el elenco santafesino tuvo sus chances, pero Rossi se volvió a hacer notar y se ganó la ovación de la gente. Tevez ingresó en el segundo tiempo y convirtió el tercero con un remate rasante desde afuera del área (igual sigo sosteniendo que no puede jugar de entrada, sólo en los últimos veinte minutos o media hora, para más no le da). Sólo quedó tiempo para el descuento de Bueno, tras otra muy buena intervención de Rossi.
Igual, si por esta victoria vamos a borrar la grosera agachada del otro día contra Gimnasia, es como querer curar un cáncer con una aspirina. Lo del jueves último no se puede volver a repetir bajo ningún punto de vista. Los once que entren a la cancha tienen que entrar con hambre de gloria, con deseo de ganar, de llevarse por delante al rival, de decir presente, como decía Bianchi. Muchachos, solamente ganando la Copa Libertadores se borra el papelón de la última semana. Habrá que hacer un planteo inteligente en una cancha grande como el Mineirao, hacer pata ancha, correr todas las pelotas como si fueran la última y ser muy inteligentes. Pero sobre todo, no le pueden faltar el respeto a la camiseta. Eso lo tienen terminantemente prohibido. Así que, como dije el otro día, pongan los huevitos donde corresponde, porque mi voto de confianza, como el de todos los que amamos estos colores, lo tendrán como siempre. Lo único que pedimos es que si tenemos que quedar afuera, que sea de pie. No nos fallen! Hasta el próximo jueves!
Infobae |
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