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Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir...¡Qué lindo es lo que se está viendo! Un equipo comprometido, con un ADN mucho más parecido a lo que marca la historia xeneize. Con paciencia oriental para buscar el triunfo cuando no llegaba, sin desesperarse. Sí señor, Boca arrancó goleando de local al campeón colombiano en esta Libertadores.
No fue fácil para el equipo de Alfaro. Estaba inconexo, partido en el mediocampo y sufríó un par de veces con contragolpes muy claros, ya que elllos salían rápido. De hecho los colombianos tuvieron las dos más claras en esa etapa. Mauro estaba incómodo por la izquierda, Benedetto no se podía dar vuelta, Tevez intentaba pero no podía y Villa complicaba por la derecha, de hecho las aproximaciones más peligrosas en esa etapa llegaron por su lado. Boca no podía romper el cerrojo del Tolima, ellos se cerraban bien y salían rápido con González. Andrada, por su parte, volvió a exhibir su habitual seguridad al descolgar centros, y la defensa con López e Izquierdoz se mostró sólida por arriba. Pero hacía falta algo más. Todos nos preguntábamos si no era la hora de Bebelo Reynoso, para romper líneas. Faltaba movilidad, cambio de ritmo, aceleración.
Pero no hizo falta la entrada del ex Talleres para romper la monotonía en el complemento. Al minuto de juego le hicieron foul a Zárate casi en el vértice del área y el propio Mauro mandó un roscazo de pascua que al menor desvío podía descolocar al arquero. La peinó Pérez y gol en contra. Desahogo en un partido muy complicado. Y listo, con espacios Boca lo podía liquidar y así pasó. Enseguida Nández habilitó a Más para el desborde, centro milimétrico y cabezazo de Benedetto a la carrera en el primer palo. Si algo le faltaba a este equipo, era que su 9 volviera al gol. Y al toque, un contragolpe maestro, rápido, manejado por Villa y Tevez le sirvió el tercero a Mauro (en definición exquisita) tras un gran asistencia del Apache. A propósito: la terquedad y la estupidez de Guillermo Barros Schelotto al no ponerlo en las finales contra River, queda cada vez más en evidencia con cada gol y con cada aporte de Mauro. Como también el hecho de congelar a Bebelo, borrar a Cardona de un día para el otro, etc. Por suerte Boca ahora tiene un entrenador que trabaja y que no haría esas estupideces.
Con esa ráfaga de goles en los primeros 15 minutos del sagundo tiempo, la Bombonera deliraba. Claro, ya venía del baile contra San Lorenzo y se deleitó con el recital de "la Franja dorada de Lechuga" (decir banda sería sacrílego, por cuestiones obvias). Ingresaron Reynoso y Ábila y Julito Buffarini volvió a hacer explotar al Templo sagrado con otra rabona (claro que los colombianos, a diferencia de los termos jugadores de San Lorenzo se la bancaron). Boca terminó a puro toque y ole ante un rival muy digno, que se quedó con diez al final por un planchazo criminal de Robles a Wanchope.
Los tres primeros puntos coperos en casa se quedaron acá. Lo importante es que se va viendo la mano del técnico, porque en eso se ve la respuesta de los jugadores. Rescato la paciencia cuando no salían las cosas ante un rival que se cerró, y sobre todo, la garra. Después, siempre aparece un distinto: Mauro, Carlitos, Pipa...Por suerte hicimos valer el puntazo en Bolivia. Estoy seguro de que este es el camino. ¡Vamos Bocaaaaaaaaa!
Trome |
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