Algún día iba a pasar. Pero sucedió en un momento inoportuno. El equipo de Falcioni, pese a merecer aunque sea el empate, perdió 2-1 con Fluminense y no le queda margen de error si quiere clasificar a los 8vos de la Libertadores.
El partido se abrió enseguida para los brasileños. Tras una falta tonta de Caruzzo en tres cuartos, Deco, el ex jugador del Barcelona, que domina muy bien las pelotas quietas, tiró un centro muy bueno para el cabezazo de Fred, que sorprendió a Roncaglia y hasta al propio Orión, que llegó a manotear la pelota pero no pudo evitar que entrara. Sorpresa: 1-0 arriba el Fluminense en 9 minutos.
Pero faltaba mucho. De a poco los xeneizes fueron arrinconando a los visitantes, empezaba a aparecer Riquelme, de gran partido, y de a poco se generaba más profundidad. Pero no estuvieron finos en la definición, sobre todo Silva, que peleó, luchó, se bancó a los centrales brasileños, pero en algunas situaciones no ligó y en otras no estuvo suficiéntemente lúcido. Boca de a poco hizo figura a Cavalieri, que sobre el final del primer tiempo tapó un tiro de Insaurralde y el posterior rebote a Silva, que se demoró. Los de Falcioni se iban al descanso, al menos, mereciendo la igualdad.
En el ST, Boca siguió en la mísma tónica, y al minuto nomás llegó el merecido empate: tiro libre de Román, la pelota dio en el palo, en Cavalieri, y le quedó justito a Somoza, que lo fusiló. Con el empate parecía que se agrandaban los locales y se lo llevaban por delante. Pero a los 9 minutos, otra contra carioca echó por tierra las ilusiones de Boca: Wellington le hizo un nudo a Caruzzo (de muy flojo partido), lo desbordó y tiró el centro pasado para que Deco, que corrió 40 metros sin oposición de Erviti, que tenía que relevar a Clemente, la empujara a la red, tras una poco confiable respuesta de Orión. A partir de ahí fue todo cuesta arriba para los del Emperador, que siguieron creando situaciones desperdiciadas por Silva, Mouche y compañía. Riquelme siguió generando fútbol, e ingresó Chávez, pero el Pochi aportó muy poco. Los brasileños jugaron con la desesperación local y crearon algunas contras que no pudieron liquidar el partido, y Boca en el descuento apostó a los pelotazos para intentar empatarlo, cosa que no sucedió, pese a que quizás hubiera sido lo más justo.
Así fue todo. Durísimo golpe para los Xeneizes, que dejaron su invicto de 36 partidos en la Bombonera (aunque todavía queda el invicto local en pie, de 33 partidos), y no le queda margen de error en esta Libertadores, en la que el próximo miércoles visitará a Arsenal en Sarandí. Pero este Boca deberá entender que todavía depende de sí mismo para lograr el pase a 8vos, si le gana los dos partidos a los del Viaducto, pese al flojo arranque. Deberá levantarse rápido y no dramatizar tras esta derrota.
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