Otra derrota de Boca. Y otra vez voy a hacer lo mismo que en el papelón del partido anterior.
No jugamos a nada. Yo entiendo que esta es una defensa inédita (Marín, Magallán, Caruzzo y Albín) que se armó por lesiones y otras yerbas, pero no puede ser que nos cabeceen SIEMPRE en el área nuestra. No se pueden dar semejantes ventajas, y mucho menos en una Copa Libertadores, donde cualquier mínimo error te deja afuera. Si no fuera por Orión, Toluca hubiera duplicado la cantidad de goles. Se marca mal, no hay presión de los defensores, no hay concepto, no hay nada. Pero no es ese el único motivo de preocupación.
De mitad de cancha para adelante, más allá de que se convirtieron dos goles (cocazo de Somoza, golazo de Pol Fernández), no se generó NADA de juego. Erviti está en muy bajo nivel, y Riquelme, desde que volvió, jamás hizo la diferencia. El Burrito Martínez, por ahora, es una versión insípida del que conocimos en Vélez, por más que lo marquen mucho. Y así no hay juego en equipo, no hay claridad. Y lo peor es que estamos hablando de figuras, de jugadores de renombre. Pareciera que algunos no tienen ganas de jugar. Si quieren salir adelante, demuéstrenlo en la cancha señores.
Otras cosas que preocupan: las discusiones que se dan en forma natural entre los jugadores. Al igual que en San Juan (Caruzzo y S. Miño), ahora le tocó el turno a Orión y Albín. El arquero le recriminó al lateral que cubriera el primer palo en un córner, lo zamarreó y el uruguayo lo insultó. Después se piden disculpas, pero estas cosas no pueden pasar más. Y después, la extraña falta de autocrítica de un Bianchi desconocido, diciendo que "lo más justo era un empate" y que "en la previa al segundo de ellos hubo mano y no la cobraron". Es cierto eso, como también es cierto que nos superaron, y que si no fuera por Orión, nos hubiéramos llevado una paliza como la del sábado. Son muy extrañas las actitudes del DT más ganador de la historia. Incomprensible por donde se lo mire.
Ahora en 8vos, probablemente toque Corinthians. Sí, el mismo que nos venció en la final del 2012. Pero de este modo será casi una quimera que Boca pueda vengar esa derrota. No hay síntomas ganadores, sino todo lo contrario. Y el agravante es que por ahora, ni Bianchi lo puede controlar. Para colmo, el Xeneize desperdició la oportunidad de terminar como líder del Grupo 1, ya que ni siquiera pudo aprovechar la derrota de Nacional ante el eliminado Barcelona. Ni eso.
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