Fue un partido muy duro, típico de Copa. Dos rivales que se estudiaron muchísimo, que no regalaron absolutamente nada. El equipo de Guillermo jugó con las muelas apretadas como lo viene haciendo en los últimos cruces coperos. Pero careció de profundidad, no tuvo mucho juego de mitad de cancha en adelante. El Melli planteó un partido para la batalla, como iban a proponer los brasileños, de la mano del áspero Felipe Melo. Y ahí se destacó una vez más el yorugua Nández, que tiene sangre de Libertadores, se nota. Izquierdoz se lo devoró a Borja: el goleador de la Copa apenas tocó la pelota. A propósito del Cali, qué refuerzo importante!!! Casi hace un gol de cabeza y transmite una solvencia en el fondo típica de los grandes centrales de la historia del club. Además, claro, de potenciar a Magallán, con quien cada vez se entiende más.
Pero claro, Pablo Pérez no podía generar juego, Zárate y Pavón no podían desequilibrar y el pobre Wanchope debía aguantar los ladrillazos que le tiraban desde el fondo, además de fajarse con los centrales. Muy seguro atrás Boca, más allá de algunas desconcentraciones del lado de Jara. Ni siquiera Rossi dejó dudas con las poquísimas intervenciones que tuvo: achicó muy bien cuando fue necesario y se mostró seguro.
En el segundo tiempo se abrieron un poco los espacios, por cuestiones lógicas: Boca necesitaba ganar de local y Palmeiras arriesgó en pos del gol de visitante. Guillermo metió a Villa, pero le costó desequilibrar al colombiano, pese a sus ganas. Hubo algunos momentos en los que el equipo quedó mal parado, y se arriesgaba pero no había claridad. Hasta que entró el protagonista de esta historia por un exhausto Wanchope. Yo a todo esto, mientras veía que se consumían los minutos me decía a mí mismo: una vamos a tener para ganar. Porque más allá de la poca claridad en ataque, veía garra, deseo, ganas... Tenía la sensación inequívoca de que algo iba a pasar.
Y después de un tiro libre soberbio de Olaza que Weverton mandó al córner, llegó el desahogo a los 38: lo pateó muy bien Villa, y el Pipa cabeceó en el primer palo, potente y cruzado, de pique al suelo, imposible para el arquero. Para hacer explotar de gozo a la Bombonera como en las mejores noches de Copa Libertadores. Para que explote la garganta de nuestro goleador, despúes de tanto sufrimiento por su larga lesión y un puñado de partidos en los que se le negó el grito sagrado. Con el 1-0, de acuerdo a cómo se había dado todo, estábamos hechos, pese a la ventaja mínima. Pero el partido nos reservó otra emoción faltando tres minutos: tras un despeje de Magallán que Villa no pudo controlar, Pablo Pérez clarificó, se la dio a Benedetto y el Pipa, después de pisarla, se perfiló y sacó un derechazo de antología desde afuera del área. La verdad, qué desahogo carajo!!! Te amo Pipa, te amo, cómo extrañaba romperme la garganta gritando tus goles. Me gustaría saber dónde carajo están todos los pelotudos que se reían de vos diciendo que sólo le convertías a los equipos chicos, que eras un arrastrador de marcas y que nunca aparecías en las difíciles!!! Hoy era un partido donde lo tenía que ganar un distinto y lo ganaste vos!!! Por algo yo a mi sobrinito le regalé la azul y oro con tu nombre y hoy, aunque no entienda nada la puede lucir orgulloso!!! Gracias por esta alegría!!!! Sabía que tendríamos que seguir aplaudiendo, que tus goles ya iban a venir!!!! Y aunque no lo quiero comparar con Martín Palermo, este pibe también tiene fuego sagrado!!! Y hoy apareció!!! TE AMO PIPA!!!!
Y gracias al plantel también, por dejar todo en la cancha, estar a la altura en este partido con un planteo inteligente y afilar los dientes como se debe en estos cruces coperos. Ahora hay que seguir así porque todavía no hay nada dicho. River perdió de local con Gremio, pero tampoco está vencido, igual me importa un carajo; es un problema de ellos. El miércoles que viene habrá que plantarse con autoridad y dejar todo, que así estoy seguro que nos metemos en una nueva final de la hermosa Copa Libertadores de América!!! Vamos Boca carajooooooo!!!!!
Los Andes |
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