Cierre de luxe para el equipo de Falcioni. Aunque por poco no le alcanzó para ser primero en el Grupo 4 (Fluminense venció ajustadamente a Arsenal sobre la hora), un Xeneize con mayoría de suplentes le ganó 2-0 al tibio equipo venezolano.
La primera parte no jugó bien. Pese a contar con chances de gol claras debido a las numerosas facilidades de la defensa rival, el Zamora por momentos le manejó la pelota y hasta creó un par de situaciones muy claras ante el desconcierto de una defensa de Falcioni totalmente inédita (Franco Sosa- Caruzzo- Sauro- S.Miño). Riquelme trataba de hacerse eje, pero no encontró socios porque el Pochi Chávez y Rivero estaban desconocidos (aunque el Burrito jugó por izquierda, que no es donde mejor rinde), y Mouche y Blandi estaban imprecisos.
Para la segunda mitad, el partido cambió totalmente. Boca se hizo dueño del partido, empezó a cascotearles más el rancho a los venezolanos, y el primer gol, aunque se hacía desear, era cantado que en algún momento iba a llegar. Falcioni metió a Sergio Araujo por Mouche, y fue un cambio clave: el pibe estuvo en los dos goles. Primero, a los 22 minutos, asistió con el puño a Blandi tras un centro. Fue el 1-0, aunque no debió haber sido convalidado: la mano del juvenil fue absolutamente intencional. Con ese grave error del árbitro Orozco, Boca se ponía en ventaja. Y después a los 29, llegó el gol que remató el partido: desborde y centro pasado de Franco Sosa, Araujo la bajó, esta vez de cabeza, al punto del penal, y ahí apareció a la carrera Juan Román Riquelme, para liquidar con un derechazo al poco confiable arquero Forero. Con eso, se liquidó el partido.
Boca ya está pensando en los 8vos de final, instancia en la que tendrá que enfrentarse a la Unión Española, rival no de los más fuertes en esta Copa. Pero Ahora se prepara para el duro partido del domingo ante Belgrano, en Córdoba, tratando de recuperarse de la derrota ante Tigre. Boca sigue dando pelea dura y pareja.
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