No fue fácil al principio, ojo. Tevez se volvió a perder un gol cantado a los 40 segundos como contra Paranaense, pero la primera media hora de Boca fue entre imprecisa, inconexa y con muchos nervios bajo la persistente lluvia en el Templo. Wilstermann trataba de inquietar con nuestro conocido Pochi Chávez. Villa se cerraba en vez de abrirse, el buen pie de Bebelo tenía que aparecer, Tevez apagado y con un Benedetto que no podía sacarse la mufa. Tan es así que el penal que le cometieron al colombiano Focus a los 30 minutos, Giménez se lo atajó al Pipa. Pero al contrario de lo que suele suceder, el equipo no se cayó anímicamente. Todo lo contrario, siguió apretando cada vez más y consiguió el primero: Buffarini fue a pelear con Aponte una pelota que parecía perdidísima, trabó, ganó, mandó el centro con rosca y el cabezazo de Bebelo Reynoso agarró a contrapierna al arquero. Un gol con tonada cordobesa para romper el cero y calmar los nervios lógicos. Enseguida el conjunto boliviano tuvo la más clara para empatar: tiro libre del Pochi en el travesaño, y en el rebote, entre el Flaco Andrada y Más evitaron la igualdad. Así se iba el primer tiempo, con Boca sabiéndose superior, pero con la certeza de que tendría que liquidar el partido. Y así fue.
Porque en el complemento siguió siendo un aluvión sobre el arco boliviano. Tevez se perdió un gol y al rato le hicieron penal: el Pipa agarró la pelota de nuevo y esta vez no falló el goleador. Nada de colocarla, derechazo furibundo casi al medio para asegurar el 2-0. La goleada se olía en el Templo y entró el para mí injustamente suplente Mauro Zárate, también Pavón. Y Andrada arrancó la contra del tercero, saque al 7, que habilitó al ex Vélez: corrió, se frenó, enganchó, y como vio a Giménez adelantado se la picó con enorme categoría. Golazo de Maurito para liquidar. Es el jugador más decisivo en lo que va del año. Por goles, por asistencias preciosas también, por importancia, por poder hacer lo que muchas veces otros no pueden. Es cierto que a veces puede pasar inadvertido y no tocar la pelota, o pecar de morfón, pero tiene estas apariciones de un jugador de su jerarquía y casi siempre aporta cosas importantes para el equipo. La camiseta le queda pintada, y deja cada vez más en evidencia al caprichoso de Barros Schelotto, que no lo puso ni un minuto en las dos finales contra River. Es un pecado que sea suplente también ahora con Alfaro, igual al menos Lechuga le da más participación. Pero para mí debería ir siempre de arranque. Encima no se quedó en la emboquillada exquisita del tercero, sino que puso cifras definitivas empujando un centro de Pavón en el primer palo. En fin...me gustaría saber cada cuántos minutos tiene un gol Mauro en Boca, ya que no siempre es titular o juega 90. Los hinchas sabemos de su calidad y de su importancia en el equipo. Y anoche la Bombonera habló "Olé, olé, olé, olé, Mauro, Mauro". Bien ganada la ovación.
Boca pudo golear, le sacó tres puntos de ventaja en la tabla a Tolima antes de la visita a Colombia y enderezó la nave tras el golpe contra Paranaense, que el martes le habia dado una mano. Tiene todas las de ganar para poder acceder a los 8vos de final, pero primero estará el cruce por Copa Argentina ante Estudiantes de Río Cuarto, en el Minella marplatense. Y allí estaremos, con los compañeros de Radio Santa Clara es de Boca a quienes les dedico este post porque anoche estuve compartiendo este partidazo con ellos. Es un orgullo para mí formar parte de este equipo, y anoche la verdad que la pasamos bárbaro, hasta el resultado salió redondo. Gracias también a toda la Peña, son gente muy copada. Ojalá sigamos por este camino, Boca nunca teme luchar, y así tenemos que seguir. Qué lindo es ser bostero, la puta madre...¡Vamos Boca carajo!
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