El festejo. La algarabía. El delirio y la locura del Pelado Silva. Los cantitos de los jugadores, dedicándole el título a los periodistas "que hablaron mal", Tanque dixit. La emoción de Falcioni, felíz por el título, pero agobiado por problemas familiares. Un plantel golpeado derrotó a Racing y se consagró campeón de la Copa Argentina.
Racing arrancó mejor en los primeros minutos. Con el inquieto Viola aprovechando las espaldas de Clemente Rodríguez, dubitativo en el inicio, el equipo de Zubeldía tuvo su momento y contó con dos chances claras que desperdició el correntino Sand. Boca aguantaba para salir de contra, y así llegó el primer gol, a los 21 minutos: saque de arco de Ustari (muy seguro el ex Independiente) para Silva, horror de Corvalán, que al intentar despejar no hizo más que dejarlo mano a mano, y definición exquisita del Tanque, con una vaselina por arriba de Saja. Revancha personal para el Pelado, tras su expulsión ante Quilmes.
A partir de ahí cambió el partido. Racing ya no lastimó tanto y fue un manojo de nervios igual que su técnico, que hasta zamarreó a un alcanzapelotas. Boca, en ventaja, intentó lastimar de contra con una defensa académica que, además de tirar el achique cual equipo de Menotti, ya hacía agua. Incluso el Xeneize pudo haber logrado el segundo antes del descanso, pero Saja lo impidió.
En el segundo tiempo, la historia fue la misma. Falcioni sacó a un golpeado Erviti por Sánchez Miño, y fue un cambio que le dio grandes réditos, ya que, además del buen tándem que conformó con Clemente Rodríguez (el 3 ya iba de menor a mayor), hicieron la jugada del segundo, a los 16 minutos: muy buena combinación, centro atrás del pelado y Lucas Viatri, casi sin recorrido, la cruzó lejos del alcance de Saja. Golazo.
A partir de ahí, Racing se encegueció. Zubeldía desarmó el mediocampo sacando a Pelletieri y a Villar para acumular más delanteros y el equipo de Falcioni comenzó a errar goles en cantidad industrial. El descuento accidental de la Academia, tras un rebote en el palo que aprovechó Viola, fue sólo eso: un accidente. La defensa xeneize se mostró firme y el mediocampo académico se transformó en una autopista, por los grandes espacios que había, y Boca siguió generando y desperdiciando ocasiones clarísimas hasta merecer la goleada. Sólo sufrió hasta el final precisamente por eso, pero Racing se chocó con la seguridad defensiva (que no se había visto contra Quilmes) y también con la de Ustari, que con sólo un par de partidos ya demuestra el aplomo y la seguridad necesaria para el arco xeneize.
Boca se consagró en esta Copa, y éste título le da el boleto a la Copa Sudamericana, competencia en la que ya fue campeón en el 2004 y 2005, y que no juega desde el 2009. En la primera llave enfrentará a Independiente. Después de seis partidos oficiales sin ganar, perder el bicampeonato local, la final de la Copa Libertadores, y los líos con la gira, además del éxodo masivo de jugadores, el Xeneize volvió a sonreír, y nada menos que en una final. Y éste título es una caricia para Falcioni, a quién algunos agoreros le endilgaban las culpas por la ida de Riquelme, y aseguraban que le quedaba poco tiempo en el club. Ahora recibirá a Tigre en la Bombonera con la idea de repuntar en el torneo local. Debe demostrar su categoría para pelear todo, como el semestre pasado.
Muy buen artículo. Boca infló el pecho y saco adelante, al menos, una competencia de las 3 que peleó. Con la copa Falcioni se asegura al menos su continuidad hasta diciembre.
ResponderEliminarMuchas gracias. Esperemos pelear todo en este semestre. Me gustaría ganar la Sudamericana, pero obvio, sin descuidar el torneo local.
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