Feo arranque del equipo de Falcioni. Después de la semana convulsionada por el regreso tardío de la gira, el recién ascendido Cervecero le propinó una goleada.
Quilmes arrancó con buenas intenciones, tratando de abrir la cancha, pero en los primeros minutos no generó mucho. Fue un equipo muy compacto y muy sólido al no dejarles espacios a los jugadores más importantes de Boca. Hasta que a los 15 minutos, Caruzzo se equivocó feo al rechazar, la pelota rebotó en la humanidad de Goñi y le quedó a Cauteruccio, quién, mano a mano (y en finísimo offside), le rompió el arco a Ustari: 1-0. Para colmo, minutos después, Silva se hizo expulsar infantilmente al dejarle los tapones en el pecho a Chirola Romero, tras una falta de éste.
El Xeneize fue un equipo muy opaco. Nunca tuvo ideas claras, Chávez fracasó en su rol de conductor, Erviti intentaba, pero nada le salía, Ledesma no vuelve de su nivel anterior a la lesión (encima se lo notó muy nervioso), y Viatri, inexplicablemente tenía que salir del área porque la pelota no le llegaba. Todo esto sin contar el nerviosismo y los desaciertos de una defensa que bailó al ritmo de Cauteruccio y Caneo, los hombres más desequilibrantes de Quilmes.
Párrafo aparte para el Chino. El volante que justamente comenzara en Boca, jugó e hizo jugar. Tuvo mucha movilidad para complicar a la defensa rival a espaldas de Somoza, e hizo una jugada bárbara en el gol de Garnier, el 2-0.
Con el gol del volante platinado, se terminaron las esperanzas para el conjunto de Falcioni. De nada sirvieron la entrada de los chicos Gaona Lugo y Álvarez. Y Quilmes lo terminó goleando de contra: tras un rebote de Ustari (cumplió, pero no pudo hacer nada con el flojo nivel de su defensa) y Cauteruccio selló el 3-0.
Pésimo momento de Boca. Arrancó muy mal en el Inicial, los refuerzos recién están llegando ahora, y para colmo, ya el miércoles se le viene la final de la Copa Argentina, contra Racing, en San Juan. El Xeneize, que por ahora es un conjunto hecho jirones del que llegó a la final de la Copa Libertadores, necesita urgente un triunfo para aplacar broncas, sobre todo de los hinchas que no soportaron la ida de Riquelme. Deberá levantarse rápido.
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