En un partido muy especial, con sensaciones encontradas, y la despedida de Rolando Schiavi, el Xenneize cerró el torneo con un triunfo ante el Tomba de Martín Palermo.
Antes del partido hubo enorme ovación para el querido Flaco de Lincoln, y vitorearon al Titán, y también al Pato Abbondanzieri, su ayudante de campo. Ambos recibieron plaquetas recordatorias de parte de la dirigencia y gozaron del cariño inmenso de la gente como lo que son: dos próceres del club.
El PT del partido no fue bien jugado. El local no generó nada, lo que provocó la impaciencia de la gente, y el Tomba tuvo más posesión del balón, buena circulación, pero Facundo Castillón, si bien estuvo movedizo, también estuvo muy impreciso. El equipo de Martín desperdició varias contras claras, y apeló a un par de remates de afuera que salieron desviados. Boca mostró la cara de casi todo el torneo: un equipo apático, que casi no generó situaciones, y muy impreciso. Así las cosas, cuando el silbatazo de Pezzotta marcó el final de la primera etapa, buena parte de la Bombonera estalló en insultos muy fuertes a Julio Falcioni y al presidente Angelici y corearon a Riquelme. Un momento muy desagradable.
En el ST, Boca, aún sin orden trató de arrinconar a su rival, pero no tenía la calma y el orden necesario para lograrlo. Para colmo, a los 14 minutos, el panameño Cooper aprovechó una salida en falso de Orión tras asistencia de Ledesma y estableció el 1-0 que el Titán ni festejó. Pero enseguida, para calmar las aguas, llegó el empate a los 18: tras un mano a mano que Ibañez le ahogó a Silva, el Tanque peleó con todo la pelota, y en el entrevero de rebotes, apareció Pol Fernández, quien había metido la asistencia previa, para hundirle el arco al golero mendocino.
A partir de ahí, el local, aunque atolondrado, siguió intentando y entró Blandi, para buscar el segundo, lo que consiguió sobre la hora: centro de Pol (el mejor de la cancha junto al Pichi Erbes), y doble cabezazo en el área. La bajó Caruzzo y concretó Nico, que se lo dedicó al Flaco Schiavi. Para delirio de la gente.
Ahí se terminó el partido, y todos los abrazos todos, fueron para Rolando. El gladiador que llegó en el 2001 para reemplazar a otro ídolo como el Patrón Bermúdez. El que debutó en un amistoso contra la Roma, marcando ni más ni menos que a Gabriel Batistuta y anduvo tan bien que Fabio Capello, DT del equipo italiano, se lo quiso llevar, cuando recién llegaba de Argentinos. El que ganó títulos de todo tipo y color, Libertadores e Intercontinental. El que llegó a jugar un partido con apendicitis, por la Copa 2003 y se la bancó como un león. El que desparramó sangre y sudor en las áreas de la Bombonera, y ayer, dando una imagen tierna, también desparramó lágrimas como un nene ante el cariño de sus compañeros, de su familia y de todos los hinchas. El que se retira para ser justamente ayudante de campo de Palermo en Godoy Cruz (ya lo confirmó, pese a rumores que decían que se iba a China). Se retira un gran defensor, típico marcador central como caracterizó a la historia Xeneize. Al borde de los 40 años (los cumple el próximo 19 de enero) el Flaco, el Obelisco de Lincoln dice adiós. Se lo va a extrañar muchísimo...
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