Con un gol de Pablito Mouche, el equipo de Falcioni se quedó con la ida y sólo le falta un paso más en Brasil para tratar de alcanzar las semifinales.
El conjunto de Abel Braga, aunque tan diezmado como Boca por las ausencias, tuvo unos primeros 10 minutos bárbaros, profundizando con pelotazos para Rafael Moura, quién se fajó con Schiavi, pero casi nunca pudo ganarle. De a poco el local fue saliendo del fondo, Riquelme intentaba como siempre armar juego, y empezaban a tener sus chances. Lo tuvo Roncaglia con un tiro que tapó Cavalieri, Cvitanich con un cabezazo que se fue por arriba. Y a los 33 minutos, los brasileños se quedaron con 10 por una mano infantiloide de Carlinhos en mitad de cancha. Como ya estaba amonestado por una falta innecesaria a Rivero, el colombiano Buitrago le sacó el segundo caramelito de limón, y, por ende, la posterior roja. Pecado. También lo tuvo el Flaco Schiavi, pero el arquero le ahogó el grito.
Sobre el final de la primera parte, el Flu arrinconó a Boca con un par de córners, y en uno de ellos, Roncaglia vio que no llegaba con la cabeza, y estiró su brazo, tocando la pelota con el puño tras un cabezazo. Pudo haber sido penal, pero el juez no lo sancionó, pese a las protestas de los brasileños.
Para el ST, Falcioni mandó a la cancha a Blandi por Erbes, con el objetivo de ganar metros en ataque y arriesgar más en pos del triunfo, ya que ellos estaban con uno menos. Y enseguida, a los 6 minutos, llegó el gol: Cvitanich, que con el ingreso de Nico salió un poco más del área, metió un pase bárbaro, riquelmeano, para Mouche, quién dejó pasar la pelota, se perfiló para su zurda, y cruzó un remate divino, ante la impasividad de un Cavalieri que no pudo hacer otra cosa que mirar. Pablito sigue dulce con el arco, y se reivindicó del gol que se había perdido en la etapa inicial. 1-0 y a cobrar.
Después Boca pudo haber hecho algún gol más (lo tuvo otra vez Schiavi en un tiro libre que los defensores tiraron pésimo el offside y se lo tapó otra vez el arquero, a quemarropa), pero Román, pese a jugar un buen partido, no siempre eligió la mejor jugada, y el equipo careció de profundidad para generar más chances y tratar de ir un poco más tranquilo a Río. Por el lado del Flu, convirtió a Orión en un espectador de lujo, ya que a esa altura Rafael Moura era un verdadero llanero solitario, peleando solo contra los duros defensores xeneizes. Ni siquiera el ingreso del juvenil Marcos Junior, de 19 años, inquietó al local: a los pocos minutos, Schiavi lo amedrentó con un codazo y el pibe no encaró más.
Así, Boca se quedó con el primer chico, aunque da la sensación de que podría haber hecho algún gol más. Pero allá en Brasil la obligación la tendrán ellos y dejarán espacios que pueden favorecer al conjunto de Falcioni. Ahora, con este panorama, Pelusa pondrá un muletto para visitar a Racing en el Cilindro. El Xeneize sueña con la semifinal, y de paso, alcanzó la 7ma victoria consecutiva en la Libertadores, empardando el récord que había conseguido en la edición 2003. ¿Será un buen augurio?
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