Durísimo golpe para Boca. Arsenal lo goleó, quedó puntero junto a Tigre y prácticamente despidió del sieño del bicampeonato al equipo de Falcioni.
En una Bombonera ilusionada con ganar y acercarse al bi, el equipo de Alfaro golpeó enseguida. A los casi 2 minutos, Carbonero desbordó por la derecha y tiró un centro muy bueno que Zelaya cabeceó a la red entre Schiavi e Insaurralde. 1-0 y sorpresa para muchos.
Pero Arsenal empezó a justificar su superioridad, sobre todo en el gran nivel de Carbonero (al colombiano no lo pudieron parar nunca) y encima se lesionó Insaurralde (esguince de tobillo ¿out para la revancha en Chile? A esta altura, los jugadores xeneizes empezaban a fastidiarse con algunas decisiones del árbitro Delfino. Por el Chaco entró Mouche, pasando a defender con tres, aunque antes de que saliera, llegó el segundo del Viaducto: apertura de Leguizamón a Zelaya, quién desbordó tan solo que hasta tuvo tiempo de mirar al línea Viola a ver si estaba habilitado, y cuando le salió Orión se la devolvió a Legui, que sólo tuvo que empujarla. Un 2-0 que desató la bronca de los hinchas locales, quién desde la platea agredieron con una moneda al línea Viola. Por esto, casi se suspende el partido.
Y en el ST, claro, la cosa no cambió. Boca equivocó los caminos por dónde atacar, lo hizo siempre por el medio, fue un equipo muy anodino. Y a los 12 minutos, Arsenal le puso la frutilla a la torta: falló increíblemente Schiavi, con el equipo mal parado y le quedó a Leguizamón, quien entró al área perseguido por el Flaco (no lo quiso tocar porque era penal), y definió sutilmente ante el achique de Orión. A partir de ahí, no existió partido, y el equipo de Alfaro estuvo más cerca del cuarto, que el local del descuento. Lo único que sucedió fue la expulsión de un nerviosísimo Franco Sosa.
Arsenal queda puntero con Tigre, con 35 puntos, y festeja, demostrando que no sólo el Matador merece el título; Boca depende de un milagro para lograr el bi, y ahora apuntará a lograr la clasificación a la final de la Copa Libertadores. Un golpe durísimo, del que debe levantarse rápido.
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