Un día como hoy, hace 12 años, un Boca conducido por Carlos Bianchi se consagraba campeón de la Copa Libertadores tras 22 años, tras vencer por penales al Palmeiras en el Morumbí.
El equipo brasileño era el campeón reinante y había sacado un optimista 2-2 en la Bombonera. Era tal la confianza, que su técnico, Luiz Felipe Scolari, "Felipao", como se lo conoce, había dicho "Ya nos sentimos campeones". Bianchi sacó fotocopias de los diarios que publicaron esa frase, y las pegó en las paredes del vestuario visitante del Morumbí, empleando una estrategia similar a la del 94, cuando Telé Santana, DT del San Pablo, había subestimado a su Vélez, diciendo que no sabía quiénes eran. La historia es conocida: el Fortín sorprendió y venció por penales al equipo brasileño, que en ese momento era Bicampeón de América y del Mundo.
Pero volvamos al partido. El Virrey alineó a: Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Samuel, Arruabarrena; Battaglia, Traverso, Basualdo; Riquelme; Guillermo Barros Schelotto y Palermo, que jugaba de titular por primera vez en la Copa, tras su grave lesión. A los dos minutos nomás, a Martín le anularon pésimo un gol, que hubiera hecho un trámite más tranquilo, y quizás se evitaban los penales. Pero el equipo de Bianchi, pese a las 70.000 personas en contra, hicieron su juego, y las pusieron más que nerviosas, no dejando en ningún momento que los superaran. Guille y Martín, la dupla de oro del bi 98/99, no estaban 100% físicamente, pero dejaron el alma y se bancaron los 90 minutos como los más guapos. Parecía Boca estar más entero que el conjunto de Felipao, que tuvo algunas chances de ganarlo, pero chocó con Córdoba.
El arquero colombiano empezaba a demostrar que podía ser su noche. Y antes de los penales, Bianchi le habló para que esté tranquilo. Y en los penales, Boca triunfó gracias a él, que le atajó a su coterráneo Faustino Asprilla y a Roque Junior, mientras que en el Xeneize convirtieron, Guillermo, Román, Martín, y el Patrón Bermúdez metió el penal definitorio.
Boca campeón de la Copa Libertadores. Un campeón enorme, que fue de menor a mayor, que se bancó ausencias (Cagna vendido, Serna lesionado, Palermo en más de la mitad del torneo), y que demostró personalidad para no dejarse avasallar por el en ese entonces temible Morumbí, un estadio en el que Boca se acostumbró a festejar seguido. Esa Copa fue el pasaporte a Tokio para disputar la Intercontinental ante el Real Madrid, final que terminaron ganando. Pero esa es otra historia. Hoy se cumplen 12 años del resurgimiento internacional de Boca, viniendo después la increíble seguidilla que los deposita actualmente como el nuevo Rey de Copas. ¡Salud!
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