Un día como hoy, hace 11 años, de la mano de un Riquelme y un Córdoba brillantes, Boca derrotaba al Palmeiras otra vez por penales, y se clasificaba a la final de la Copa Libertadores.
El partido lo tuvo a Carlos Ischia en el banco azul y oro, ya que a Bianchi lo habían expulsado en la ida en la Bombonera, que terminó 2-2. Ni bien arrancó el partido, Walter Gaitán puso el 1-0 tras un tiro del Chaco Giménez en el que el arquero Marcos dio rebote. Y pasados los 15 minutos, Riquelme marcó el 2-0 con un golazo de antología, eludiendo a varios rivales. Parecía que Palmeiras estaba muerto, pero el empuje del Parque Antárctica lo levantó y lograron igualar, no sin dejar pasar por hecho de que el partido se convirtió en una verdadera batalla, con patadas violentísimas a Román, a Gaitán, y todo aquel que tuviera la azul y oro puesta. Hasta Bianchi, que vio el partido desde una cabina dándole indicaciones vía handy a Ischia, sufrió la violencia brasileña: salía del recinto y ligó un piedrazo que le abrió la cabeza. Terminaron 2-2 y con un jugador menos cada uno; expulsados Alexandre y Matellán. Y en los penales nuevamente Córdoba resultó héroe, atajándole a Alex y a Basilio, y luego de que Arce desviara su penal. Una clasificación muy festejada, que incluyó dedicatorias a los dirigentes con remeras alusivas y hasta insultos (el que más la ligó fue el tesorero de entonces, Orlando Salvestrini, quién había dicho que los jugadores tenían miedo de jugar en Brasil).
Bianchi alineó a estos once: Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Burdisso, Matellán; Pinto, Serna, Traverso; Riquelme; Gaitán; Christian Giménez. Este inédito equipo (Guillermo estaba desgarrado, Delgado volvía de una lesión), clasificó a la final ante Cruz Azul haciendo pata más que ancha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario